amigdalitis crónicas se manifiestan por anginas recidivantes o por anginas más o menos persistentes. Las amigdalitis en sí revisten poca gravedad, pero pueden ser causa de graves complicaciones: las amígdalas, al sufrir procesos infecciosos por estreptococos repetidos, pueden convertirse en un foco de infección permanente y constituir una fuente de diseminación de gérmenes y toxinas por todo el organismo, lo que determina, a través de mecanismos inmunitarios, la aparición de enfermedades generales graves. Podemos destacar como ejemplos de éstas la fiebre reumática* o reumatismo poliarticular agudo y algunas glomerulonefritis*. La fiebre reumática puede provocar, entre otras manifestaciones, lesiones cardíacas. Se considera que cerca del 2 % de anginas por estreptococos no tratadas correctamente con antibióticos van seguidas de reumatismo. En algunas ocasiones el tratamiento consiste en la extirpación de las amígdalas palatinas o amigdalectomía. Esta intervención está indicada en caso de infección crónica o hipertrofia, cuando aparecen complicaciones, como por ejemplo abscesos, y si se demuestra de forma precisa que las amígdalas constituyen un foco de infección.
¿ amigdalitis catarral: amígdalas enrojecidas y aumentadas de tamaño: se denomina también amigdalitis eritematosa.
¿ amigdalitis críptica: formación de exudado purulento en las criptas*, observándose a la exploración pequeños puntos de pus diseminados por la superficie; también se la denomina amigdalitis folicular o pultácea.
¿ amigdalitis lacunar: la que presenta criptas dilatadas y repletas de un material blanquecino semejante al queso, denominado caseum, constituido por detritus celulares y que no debe ser confundido con pus; se conoce también como amigdalitis caseosa.
¿ amigdalitis seudomembranosa:
presencia de placas de pus recubriendo las amígdalas,
